Identidad y alcance
La circunstancia es el conjunto de condiciones específicas, particulares y momentáneas que rodean un acto comunicativo y que influyen en su interpretación. Se refiere a los factores inmediatos —tiempo, lugar, actores, situación concreta— que determinan cómo un mensaje es producido, recibido y comprendido. Su identidad se fundamenta en la idea de que cada acto de comunicación ocurre en un marco singular que le otorga matices únicos.
Función comunicativa
La circunstancia asegura que los mensajes se adapten a las condiciones puntuales en que se desarrollan. Sus funciones principales son:
- Precisar: delimitar el sentido del mensaje según el momento y lugar en que ocurre.
- Condicionar: influir en la forma en que se codifica y decodifica la comunicación.
- Individualizar: distinguir un acto comunicativo de otro, incluso dentro de un mismo contexto o entorno.
- Orientar: guiar la interpretación del mensaje hacia la situación concreta que lo origina.
Diferenciación con “Contexto” y “Entorno”
- Circunstancia: se refiere a las condiciones inmediatas y particulares de un acto comunicativo (ejemplo: “la lluvia durante el discurso” o “la presencia inesperada de un actor social”).
- Contexto: alude a las condiciones interpretativas más amplias (lingüísticas, culturales, históricas) que permiten comprender el mensaje.
- Entorno: señala el marco estructural y duradero (social, físico, tecnológico) donde ocurre la comunicación.
Evolución y responsabilidad
En la era contemporánea, la circunstancia se amplía hacia escenarios digitales y globales, donde factores como la viralidad, la inmediatez y la interacción en tiempo real se convierten en condiciones particulares que afectan la comunicación. Desde la visión del Colcombc, reconocer la circunstancia es una responsabilidad ética y profesional: implica atender las condiciones singulares de cada acto comunicativo para garantizar mensajes pertinentes, sensibles y estratégicos.
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