Identidad y alcance
El ruido es todo elemento, interferencia o factor que distorsiona, altera o dificulta la transmisión y recepción de un mensaje dentro de un proceso de comunicación. Se manifiesta como una perturbación que afecta la claridad, la precisión y la eficacia del acto comunicativo, impidiendo que el receptor interprete el mensaje de acuerdo con la intención original del emisor.
Dimensión comunicativa
El ruido puede ser físico (sonidos externos, fallas técnicas, interrupciones), semántico (uso de códigos o palabras ambiguas), psicológico (prejuicios, distracciones, estados emocionales) o tecnológico (errores en plataformas digitales, algoritmos que filtran o distorsionan información). En todos los casos, constituye un obstáculo que reduce la calidad del intercambio comunicativo y exige estrategias de adaptación, corrección y verificación para garantizar la comprensión.
Evolución y responsabilidad
En la era digital y transmedia, el ruido adquiere nuevas formas: sobrecarga informativa, desinformación, fake news, saturación de mensajes en redes sociales y algoritmos que priorizan contenidos sin considerar su veracidad. Desde la visión del Colcombc, reconocer y gestionar el ruido es una responsabilidad ética y profesional, pues implica garantizar que la comunicación se mantenga clara, inclusiva y confiable. El ruido no solo es un problema técnico, sino también cultural y social, que desafía al comunicador a diseñar estrategias que fortalezcan la transparencia y la eficacia del proceso comunicativo.
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